21 de JUNIO 2013 NO A LA LSP!
21 junio, 2013La Metáfora de la Avenida de Mayo III
11 julio, 2013En el anterior post expuse una breve reseña general sobre los principios de la historia de la República Argentina y de los comienzos de la Avenida. En este me propongo continuar relatando el paralelismo que a mi juicio ha existido en el desarrollo de ambas y porqué la Avenida de Mayo es un reflejo de la evolución del país.
Dios había bendecido a la Nación Argentina con inmensas llanuras fértiles, en las que se podían cultivar todo tipo de frutos y en las que el mejor ganado del mundo se criaba en libertad, por si esto fuera poco también la dotó de todo tipo de reservas minerales y de petróleo. Un chiste local dice que para compensar todo esto decidió que en este vergel debían vivir los argentinos…Pero volvamos a la historia:
Como ya mencioné los comienzos de la Avenida se producen con su inauguración en 1894. En esa fecha el Presidente de la República era Luis Sáenz Peña, si bien por problemas políticos renunció a la Presidencia en 1895 y fue sustituido por José Evaristo Uriburu.
El país ya se había organizado como Nación y consciente de sus inmensas posibilidades comienza una etapa de exportación de sus materias primas, que duraría hasta la Segunda Guerra Mundial. La posibilidad del transporte refrigerado de carne, de grano y de minerales, sobre todo a Gran Bretaña y al resto de Europa produce un intercambio comercial y cultural que los argentinos reflejan en los edificios de la Avenida de Mayo y en su significado. Argentina exporta materias primas y está ávida de traer hacia ella la cultura y la elegancia europeas que tanto admira.
Así se construye entre 1891 y 1902 la sede de la Presidencia: La Casa Rosada, que en un estilo neo-barroco refleja el inmenso poder y riqueza que ya acumulaba el país en esa época.
Su primer inquilino fue un Presidente también importante para el país: Julio Argentino Roca. Este Presidente, consciente de que el país para desarrollarse, y debido a su inmensa extensión, necesitaba un medio de transporte rápido y generalizado, comenzó a invertir gran parte de las riquezas nacionales en la construcción de una admirable (para la época) red de ferrocarriles.
Al mismo tiempo Argentina convocó internacionalmente a todas las personas de buena voluntad que quisieran ir a trabajar y vivir en ese país, ya que la necesidad de mano de obra de todo tipo era inmensa.
Así se producen los grandes movimientos migratorios que sobre todo desde unos depauperados Norte de España y Sur de Italia llegarían en inmensas oleadas al puerto de Buenos Aires. Estos nuevos pobladores moldearían con los años la personalidad de la Nación y la de sus habitantes, y continuarían llegando hasta los años 60 del Siglo XX.
Para los inmigrantes, con pocos o nulos medios económicos, la Avenida de Mayo constituía un centro de atracción indudable, especialmente para la colonia española, que poco a poco la iría a su vez «colonizando» con el paso de los años.
En 1909 se inaugura el otro polo de atracción que remata la Avenida: El Congreso de la Nación. Este simbolismo de unir el Poder Legislativo con el Poder Ejecutivo, le daría la impronta de ser la espina dorsal de la República. Todos los Presidentes harán un paseo entre ambos edificios a través de ella, lo que constituirá su primera presentación pública tras el nombramiento.
Para la celebración del primer centenario de la independencia de la Argentina en 1910 ya se construyen en la Avenida los más lujosos hoteles, como el Metropole en la esquina con Salta, en el que se alojó la Infanta Isabel de Borbón «La Chata», hija de la Reina Isabel II, que dejó una imborrable presencia en Buenos Aires. Asistió a estas celebraciones en representación de la Corona de España y cerró con ella todas las heridas que pudieran permanecer entre los dos países durante los primeros 100 años de independencia, iniciándose a partir de entonces una relación de hermandad entre ambos.
También se construyeron grandes teatros, como el Avenida en 1908, que sería con el correr de los años y la españolización de la zona, el templo de la Zarzuela y de los espectáculos de artistas españoles que visitarían Buenos Aires.
En los años 20 la riqueza de la Argentina ya era legendaria en todo el mundo, pensándose en ella como la gran potencia de América del Sur, del mismo modo que los Estados Unidos lo eran de América del Norte. Ambos gigantes habían comenzado una mutua relación comercial que partió del declive del Imperio Británico tras finalizar la Primera Guerra Mundial y el comienzo de los Estados Unidos como gran potencia occidental.
Se sucedían entre 1916 y 1930 los gobiernos de la Unión Cívica Radical (UCR) y de sus líderes: Hipólito Yrigoyen y Marcelo T.de Alvear (este último visitó España antes del advenimiento de la Segunda República), y la Avenida seguía engrandeciéndose con edificios Art Nouveau y ya también con algunos Racionalistas.
En 1922 tras el descubrimiento de reservas petrolíferas en Comodoro Rivadavia (sur de la Argentina), se funda la compañía Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), que añadiría al país una independencia energética que contribuiría a incrementar sus posibilidades de comercio exportador.
Simultáneamente en 1923, un empresario textil de origen italiano llamado Luis Barolo, decide erigir en la Avenida de Mayo uno de los más bellos edificios que existen en ella. Proyectado por el arquitecto, también de origen italiano, Mario Palanti, que es autor de otros edificios en la Avenida. El edificio es una gigantesca alegoría en piedra de la Divina Comedia de Dante, que se conserva intacto y con las mismas funciones de oficinas y comercial con que fue concebido. Nadie que visite Buenos Aires puede dejar de ver esta joya arquitectónica. Es un hito del esplendor argentino en la época, que nos traslada a aquellos gloriosos y alegres años veinte del período entre guerras.
De pronto en 1930 se produce un hecho que lamentablemente para la Argentina se repetiría muchas veces en su historia: Un golpe de estado militar liderado por el General José Félix Uriburu derroca al Presidente electo Hipólito Yrigoyen, cuando estaba en el tercer año de su segundo mandato.
Tardará mucho tiempo el país en recuperar una senda auténticamente democrática, ya que las elecciones que se celebran en estos años conocidos como «La Década Infame» están plagadas de fraudes electorales y de imposiciones.
La Avenida refleja también esta situación, aunque en 1928 había sido terminado el Hotel Castelar, denominado así en homenaje al Presidente de la Primera República española Emilio Castelar y la colonia española «invade» cada vez más la zona. Las clases pudientes comienzan a desplazar su residencia a otros lugares de la ciudad más al Norte y la Avenida se va convirtiendo poco a poco en el centro Hotelero, Comercial, de Oficinas y de Teatros de Buenos Aires.
No obstante se mantiene su viva actividad y cada vez más van surgiendo los cafés a la española en los que se sirven especialidades tan nuestras como el chocolate con churros. Federico García Lorca vive en el Hotel Castelar seis meses entre 1933 y 1934, mientras dirigía el estreno de «Bodas de Sangre» en el próximo Teatro Avenida con la gran actriz española Lola Membrives como protagonista.
Durante la Guerra Civil Española se hace muy famosa la llamada «Esquina de la Hispanidad» entre los cafés Iberia y La Toja, en la calle Salta con la Avenida de Mayo.
El Café Iberia aún sigue allí, en los bajos del Edificio Cassará, con fotos que recuerdan esa época y las rencillas entre los simpatizantes de la Segunda República Española que lo frecuentaban y los del Café La Toja, en la esquina de enfrente, que simpatizaban con la España Nacional. Algún que otro botellazo cruzó la calle en las encendidas disputas que tenían lugar entre 1936 y 1939.
Terminada la Guerra en España, Argentina acogió a muchos exiliados republicanos que recalaron en ella y que se incorporaron a la vida de este su nuevo país, siendo recibidos con los brazos abiertos, entre ellos había políticos, intelectuales, artistas, etc., gentes de toda procedencia que potenciaron la vida de la Avenida de Mayo confirmándola como el rincón más español de Buenos Aires.
La historia Argentina seguía su curso y un nuevo golpe de estado militar (esto acabaría convirtiéndose en endémico para el país) nombra Presidente de la República a Arturo Rawson en 1943.
A partir de aquí se sucederían una serie de Presidentes militares, mientras la productividad y las exportaciones de la Argentina continúan en alza. Simultáneamente a que el resto del mundo sufre la Segunda Guerra Mundial, en los cafés de la Avenida de Mayo las tertulias, con defensores de uno u otro bando, debaten tranquilamente su preferencias, sin inmiscuirse en la contienda, como si se tratara de un partido de fútbol al que tan aficionados eran ya los argentinos. Toda esta situación haría a la Argentina aún más rica y poderosa en los años venideros.
Dentro del ejército nacen políticos, personas que en paralelo a su carrera militar tiene inquietudes de hacer «algo más» por su Patria.
Entre ellos destaca por su voluntad de mejora social de la Argentina un Ministro de Trabajo que sería determinante en la historia del país, puede que su figura más determinante, y cuya sombra permanecerá en la Nación de un modo u otro a partir de ese momento hasta nuestros días: Juan Domingo Perón.
No puedo sustraerme a hablar brevemente de esta figura, tan importante para comprender la evolución de la Argentina moderna.
Juan Domingo Perón era descendiente de italianos e ingleses, lo que probablemente explica su carácter mezcla de apasionamiento y pragmatismo, tras enviudar en 1938 de su primera esposa es destinado a la Italia Fascista de Mussolini como agregado militar de la Embajada Argentina donde permanece entre 1939 y 1941, esto se debió a que ya en el primer golpe de estado del General Uriburu en 1930 había participado como joven y prometedor militar, lo que le granjeó buenos contactos en el ejército y respeto entre los golpistas.
Tras regresar a su patria y dentro del nuevo golpe militar de 1943, rápidamente se pensó en él para ocupar cargos de responsabilidad especialmente en el área social que le era tan afecta.
Perón tenía una idea que era más bien fascista en lo político (admiraba mucho la figura de Mussolini a quien había conocido en Roma), pero populista en lo social. Esto hoy en día nos parece increíble pero en el mundo de 1943 no era tan extraño.
Como Ministro de Trabajo tomó decisiones que le harían blanco de los odios de la clase empresarial de la Argentina, de algunos sectores militares e incluso de la Iglesia Católica argentina.
En, a mi juicio, un gran error político, en 1945 es detenido y llevado preso al Penal de la Isla de Martín García en el inmenso estuario del Río de la Plata, es en este suceso donde se gana la fama de mártir de la causa de los desprotegidos.
Pero ya la nueva Dictadura militar estaba dando sus últimos estertores, el pueblo no aguantaba más de Gobiernos militares y el 17 de Octubre de 1945 se produce una inmensa manifestación encabezada por los Sindicatos Obreros que hacen que las autoridades lo liberen y que él, con toda el aura que había logrado, decida presentarse como candidato a la Presidencia en las elecciones de 1946, por el nuevo Partido Justicialista (PJ) que había fundado.
A los pocos días de ser liberado contrajo matrimonio en La Plata con la actriz Eva Duarte, él tenía 50 años y ella 26. Eva Duarte de Perón, acompañando a su marido, tendrá un importante papel en la consolidación del Justicialismo y en la defensa de las clases obreras argentinas, lo cual también tendrá consecuencias en la historia del país.
Nada será igual en la República Argentina, ni en la Avenida de Mayo a partir de este momento, para siempre y hasta nuestros días esta gran Nación quedará dividida en dos bandos irreconciliables: Peronistas y Antiperonistas.
En el siguiente post analizaré la evolución de Argentina y de la Avenida de Mayo desde 1946 hasta nuestros días
Miguel Ángel Álvarez